Martín Lousteau, en La entrevista informal: “La Argentina está trabada, no crea trabajo y hace 50 años que no crece”

Martín Lousteau, en La entrevista informal: “La Argentina está trabada, no crea trabajo y hace 50 años que no crece”

El precandidato a jefe de gobierno habló en el ciclo de charlas con jóvenes de Infobae sobre su rival, Jorge Macri, de los jóvenes que se quieren del país y, sobre todo, de “los que no tienen esa opción”. Qué respondió sobre drogas, prostitución y la infidelidad

El senador y precandidato a jefe de Gobierno porteño, Martín Lousteau, participó de una nueva edición de La entrevista informal, el ciclo de Infobae que busca conectar a los políticos más destacados y candidatos a diversos cargos con las inquietudes, intereses y problemáticas de los jóvenes, en un año que está atravesado por un agotador cronograma de elecciones.

Sin condicionamientos y a agenda abierta, el dirigente respondió las preguntas vinculadas a la realidad económica, educativa y del futuro de doce chicas y chicos convocados especialmente para entablar un diálogo franco y enriquecedor. “¿Puedo preguntar yo también?”, planteó Lousteau en un momento de la conversación, que se prolongó más del doble de lo previsto originalmente.

“Nuestro espacio político no tiene miedo de competir, de perder, ni de ganar”, respondió al ser consultado sobre cómo había tomado la elección de Jorge Macri, el primo de Mauricio y ex intendente de Vicente López, como su rival en la interna porteña de Juntos por el Cambio. Pero también lanzó una crítica sobre uno de los planes que tiene el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta en el ámbito educativo: “Mandarte a trabajar es reconocer que el secundario tiene una falencia grande”, afirmó en relación a las “prácticas profesionalizantes” de los colegios.

Vinculado a la vida cotidiana de los que tienen más de 18 años y buscan un futuro, el senador por la UCR-Evolución, advirtió que “con el empleo juvenil tenemos un problema estructural de gran tamaño” que requiere para solucionarse de políticas públicas diseñadas específicamente para atender esta demanda. Y en ese marco lanzó una velada crítica a “aquellos que dicen que no se necesita del Estado”. ¿Palito para Javier Milei?

Pero la charla no sólo se enfocó en cuestiones vinculadas a la política, sus propuestas o proyectos, sino que también transitó por temáticas más personales e íntimas. En ese sentido, contó el día que decidió ser economista, el dolor por la pérdida de su mejor amigo y una duda inquietante: “Cuando lo veo a mi hijo digo ‘yo qué sé si voy a ver a mi hijo crecer’, yo no sé si voy a conocer a mis nietos”.

Pero también ofreció a su mirada sobre las drogas -respondió a la pregunta, inevitable, si consumió alguna sustancia- la fidelidad en sus anteriores vínculos amorosos y el episodio que vivió hace más de 10 años en Palermo con Juana Viale.

En esta nueva edición de La entrevista informal participaron Virginia Santeusanio, 22 años, estudiante; Camila Navas, 26 años, profesora; Juan Enrique Torres Barry, 23 años, politólogo; Shinji Gabriel Felizzia, 18 años, vendedor y mecánico de bicicletas; Melvin Stal, 18 años, estudiante y consultor techMicael B, 24 años, licenciado en Relaciones Internacionales y barista; Santiago Hourcade, 24 años, licenciado en administración de empresas y contador; Valentina Toranzo, 21 años, artista y docente; Muriel Nicolás, 23 años, programadora; Lucía Sánchez, 20 años, estudiante; Jorge Damián Díaz, 34 años, empleado y estudiante; e Ignacio Romero Carranza, 26 años, profesor de filosofía y catequista.

La entrevista informal

Lousteau participó del ciclo La entrevista informal, con un grupo de jóvenes diversos, que expresaron sus inquietudes y compartieron experiencias personales y también políticas.

– Virginia: ¿Cómo te sentís cuando te “ponen” al primo de Mauricio Macri a competir como candidato a jefe de gobierno?

Siento que tengo que competir y tengo que convencer con propuestas.

– ¿Y pensás que estás en un juego equitativo, de mérito?

Sí. A mí me parece que el sistema que se decidió para elegir en la Ciudad de Buenos Aires permite que debatamos temas de la Ciudad. Que las condiciones son iguales para todos y después es una cuestión de que las propuestas resuenen entre aquellos que van a decir.

– ¿No te molesta para nada? Competir en esos términos.

Nuestro espacio político -y yo siempre digo lo mismo- no tiene miedo de competir, no tiene miedo de perder por lo que cree y no tiene miedo de ganar para llevarlo adelante. Decidimos todos cuando votamos, y decidirán los que deben. Van a tener oferta, debates, propuestas públicas sobre cada una de las cosas que nos gustaría llevar adelante, con la cultura que nos gustaría llevarlas adelante y después decidirán. Entre ellos, ustedes.

– Ignacio: Uno ve toda la roña de la política, peleas y quilombo ¿cómo llevás la vida de ser político en el día a día…? Yo no podría.

Depende. La verdad que en Argentina a todo el mundo le es muy difícil la decisión que toma vocacional. Cómo la transita, cómo afecta a los de alrededor y cómo uno duerme, creo que lo de ser político y el costado negativo que tiene es más relevante para la familia. Soy padre, mi hijo tiene 10 años, y para mí lo que hago tiene un costado positivo y tiene un costado de que cuando uno toma decisiones afecta a otros. Siempre hay alguien que se va a enojar.

De hecho, si la política hiciera las cosas bien colectivamente encontraríamos un rumbo cada vez mejor, pero en cada una de las decisiones habría tensiones y disputas, y habría alguien que está enojado y otro que no. Es más complicado cuando afecta a alguien que vos querés. Mi hijo tiene 10, dentro de poco será adolescente, y a veces por ahí veo que le dicen algo o se genera alguna situación y eso me preocupa un poquito más.

– Damián: Tienen que tomar decisiones difíciles, pero la realidad es que no son números, son personas, y padecen y sufren las decisiones que se toman desde arriba. ¿Cuánto pasa en la cabeza de ustedes esa situación?

Una de las preguntas que yo me hago que es más de índole filosófica, es: ¿Cuál es la legitimidad que tenemos para tomar decisiones afectando uno a favor y otro en contra? Ahora se está hablando de cuál es el plan económico, qué es lo que hay que hacer, y la verdad que muchas de las cosas que se están diciendo en los espacios es que hay que tomar decisiones que son muy duras.

Y la pregunta es ¿tenemos el derecho de decirle a alguien que va a pasar lo peor con una promesa de que vamos a estar mejor para adelante? Es una pregunta durísima y de vez en cuando uno tiene que parar y decir “mirá, la naturaleza de la tarea que hacemos nosotros incluye esto”. Y es por eso que es incómoda. A veces te vas a dormir -porque por ahí te equivocás- y te vas a dormir con el error y el error no es un error tuyo, pero igual es un error que afecta a otros. Entonces eso para mí es una de las cosas más duras que tiene la política, que es imposible que no sea así.

– Santiago: Cada vez más jóvenes que se van a vivir afuera porque la plata no alcanza y quizás no es por elección propia sino porque no queda otra alternativa y necesitás mantener a tu familia y demás. ¿Qué me dirías para que yo me quede y apostar acá por la Argentina?

Por ahí te sorprende, pero no te diría que te quedes y te voy a explicar por qué. Creo que vos tenés que buscar tu destino y la tarea nuestra es hacer que si mañana te vas quieras volver. Puede ser por deseos más profundos de uno, por motivos coyunturales, por desesperación. Y esa es una búsqueda personal. Pero sobre todo hay un montón de jóvenes de la edad de ustedes que no se pueden ir, no tienen opción, no tienen la libertad, los instrumentos para poder irse. Nosotros tenemos que trabajar para eso.

¿La salida es Ezeiza? Lousteau ofreció una mirada muy personal sobre la cuestión de los jóvenes que se quieren ir del país. (foto Matias Arbotto)

A mí me gustaría que ustedes se queden por muchos motivos distintos, pero en la conversación individual nunca le diría a alguien no te vayas. Por ahí suena poco políticamente correcto en este momento, pero no me metería en una decisión individual. Sí haría, que es lo que hago cuando viene alguien de la edad de ustedes que me dice “me quiero ir”, de que sean muy conscientes de lo que significa. Porque muchas cosas suenan más fáciles de lo que parecen.

– Juan Enrique: Yo me quiero quedar, pero tengo cuatro trabajos porque la guita no me alcanza. La posibilidad de tener una vivencia afuera puede ser enriquecedora, pero los que decidimos quedarnos ¿cómo podemos vivir un poco mejor y no tener que gastar todo nuestro tiempo en trabajar y no llegar a fin de mes?

Es una pregunta que tiene un montón de capas distintas. Antes, cuando estudiábamos o terminábamos el secundario e íbamos a trabajar, nos formaban en la empresa. Era un mundo de estabilidad y te formaban en la empresa. La carga no era sobre los jóvenes, la carga era sobre el sistema. Hoy a ustedes, por un montón de circunstancias distintas, por cómo fue evolucionando el mundo productivo en todos lados, la carga se la ponen a ustedes. Les dicen “vení a tu primer trabajo, pero demostrame que tenés experiencia”. Y la tenés que acumular por afuera.

Hay mucha pero mucha presión, pero no es solo en Argentina, es en todo el mundo, y se debe a cómo mutó el sistema productivo. Creo que no existe suficiente información sobre aquellas salidas laborales que son más concretas. Los estudios o certificaciones que tienen más demanda. No existe. Hoy no está aglutinado en ningún lugar. Muchas veces ustedes toman decisiones un poco a ciegas o por la información que les llega y no como un gran sistema.

No hay un esquema de incentivos para acercar esas demandas laborales que hay a la capacitación que requerís en el mundo de hoy. ¿Por qué? Porque todavía estamos pensando en las universidades en carreras muy largas. Vos para ir a trabajar necesitás una certificación de seis meses o un año, muy específica para lo que es el mundo laboral, y por ahí si estudiás ingeniería tardás nueve años en recibirte.

Argentina hace 50 años que no crece. Ahora, las empresas sienten que no tienen una demanda lo suficientemente grande y se quejan, y al mismo tiempo pagan salarios miserables y entonces los trabajadores se quejan. Es una gran paradoja. Esa gran paradoja se da en la Argentina por cómo es la situación macroeconómica desde hace mucho tiempo.

Hay que tener políticas activas, frente a aquellos que dicen que en realidad no necesitás ningún tipo de política o no necesitás del Estado. Necesitás políticas activas cuando ves que lo que hay es un problema estructural del tamaño del que estamos teniendo con el empleo juvenil.

– Virginia: A mí me frustró mucho la búsqueda laboral. ¿Cómo creés que se puede mejorar la inserción laboral de los jóvenes? ¿Considerás que las medidas, por ejemplo, de que trabajen en la secundaria aportan? ¿O no suman en nada?

Falta mucha información y vinculación entre el sector privado, los demandantes de trabajo -es decir ustedes, los jóvenes- y lo que el Estado puede acortar de distancia en el medio. Hay un montón para hacer ahí. Un montón. Y con respecto al tema de las prácticas profesionalizantes. Si cuando terminás el secundario, para que vos estés capacitada para conseguir un trabajo tenemos que mandarte a trabajar, para mí es un reconocimiento de que el secundario tiene una falencia grande.

Hay algo de lo que estamos haciendo que, cuando salís del secundario, todavía las empresas sienten que no estás formado para trabajar. Hay un problema. Entonces yo lo miro todo eso que le estamos poniendo de capas, lo miro como un reconocimiento de que no está funcionando para abajo. Entré al Colegio Nacional de Buenos Aires en el año 1984, teníamos ingreso directo a la Universidad. Un día pusieron el CBC, con lo cual éramos ¿che, hacemos seis años pero además tenemos que hacer el CBC? Hicimos una protesta, una toma del colegio, hubo un paro.

Pero en realidad, el CBC fue el reconocimiento de que no estábamos formando igual a todos los chicos para ingresar a la Universidad. Y ahora está el CBC y pareciera que necesitás el CBC del CBC porque tampoco se llega. Entonces me parece que el problema está mucho más abajo.

– Muriel: Fui a un muy buen colegio, me estoy por recibir de analista de sistemas, hace tres años que laburo en programación, y así y todo me está costando muchísimo conseguir trabajo. Mi caso no es el único, un montón de compañeros en mi trabajo y amigos que están en la misma situación.

Otra vez, un país que no crece no genera más puestos de trabajo. De hecho el sector privado no crea puestos de trabajo en Argentina desde hace, no sé, 12 años más o menos. La Argentina está trabada y es más intenso en aquellos que recién se aproximan o que tienen experiencia para mutar que en aquellos que por ahí ya están adentro. Se intensifica el problema para ustedes, pero es un problema general. Argentina no está generando puestos de trabajo en el sector privado desde hace mucho tiempo.

A eso me refería, que hay un contexto en donde la generación de ustedes necesita un tratamiento distinto porque algo cambió en el mundo de la relación laboral y productiva sustancialmente con respecto a nosotros. Y por otro lado, la Argentina tiene el problema de crecimiento. Y por otro lado hay mucha desigualdad en el acceso a la información. No se están generando oportunidades y por otro lado hay muy poca información de las que se generan. Hay que trabajar en más generación de oportunidades y más acceso a la información de dónde se generan. ¿Puedo hacer yo una pregunta? Inteligencia artificial. ¿Alguien experimentó?

– Sí.

¿Y qué piensan? Levante la mano el que está muy preocupado por ejemplo con eso.

– …

Tres. Levante la mano el que dice no, va a ser bárbaro. ¿Leen sobre el tema?

– Sí, sí.

Y yo te digo ¿qué pasa si la inteligencia artificial puede reemplazar un montón de puestos de trabajo?

– Lucía: Se crean nuevos puestos de trabajo.

¿Sí?

– La oferta y demanda va a terminar creando nuevos puestos. Se creía que el repartidor te llevaba hasta tu casa con la bicicleta y después salieron los drones en Estados Unidos que se están probando. ¿Y quién maneja el dron?

¿Y si las empresas de inteligencia artificial son tres?

– Va a haber más.

¿Sí? Mira que es muy caro desarrollar inteligencia artificial.

– A la larga…

Son optimistas con la inteligencia artificial, no hay problema.

– Micael: ¿A qué te referís puntualmente cuando hablás de ordenar el Estado, siendo éste un concepto tan grande, y qué cambios te gustaría aplicar al aparato estatal específicamente?

El Estado nace para resolver problemas que ninguno de nosotros puede resolver individualmente. El Estado nace para eso. Yo digo que la política también hace eso. ¿Qué es lo que hace la política? Todos los problemas que yo puedo resolver de mi entorno los resuelvo yo. Pero hay problemas que son generales que hay que resolverlos colectivamente. En la medida que el Estado deja de tener como foco resolver esas cuestiones y empieza a autonomizarse en cómo gasta, para qué gasta -y en lugar de mirar al ciudadano como el centro de las cosas que tiene que resolver- empieza a ser una entidad con vida propia que se autoalimenta, pierde el sentido.

Encontrás un montón de políticas que se acumulan a través del tiempo que dejan de tener sentido, que no están adecuadas a los tiempos nuevos, que fallan pero continúan. O gastos que no son prioritarios para el nivel de problemas que tenemos nosotros. El objetivo es volver a poner a la sociedad en el centro de lo que el Estado tiene que proveer. Si el Estado no provee un servicio, el gasto que está haciendo no está bien. En la medida en que el Estado no te puede dar eso, no te está dando nada. Y si te desordena tu capacidad de crear autonomía o de adquirir autonomía, cercena el curso de vida que vos podés elegir.

– Valentina: Me encantaría una ley para artistas y bailarines que nos avale, porque es una realidad que buscamos mucho y somos muy emprendedores, pero no alcanza un trabajo ni siquiera cuatro o cinco.

Voy por partes. Primero, los artistas -yo lo viví con Carla y todo el grupo alrededor de artistas, de amigas y amigos de Carla- las trayectorias, algunos les ha ido muy bien, otros más o menos. Los artistas son como una especie muy particular. ¿Qué creo que tiene que entender el sistema? Que uno puede lidiar con situaciones distintas pero tiene que ser con justicia. Doy un ejemplo que conozco en detalle. Muchos artistas trabajan, por ejemplo, los actores trabajan por etapas. Cuando hacés aportes a la seguridad social, a tu jubilación, funciona distinto que alguien que tiene un trabajo en blanco, regularmente, durante los 12 meses, cobra y aporta. Eso requiere una sintonía. Pero lo que no puede ser es que sea injusto, que un sector tenga un beneficio por sobre el otro.

Lousteau compartió días atrás la presentación de Blondi, la película que protagonizó la actriz Carla Peterson, su esposa. (foto Instagram)

Después, la sintonía fina de cómo son regímenes específicos, tiene que ver con que en la diferencia se haga justicia. Pero no puede ser para uno sí para otro no, porque alguien va a decir “yo quiero un régimen especial para mí”, y otro va a decir “bueno, yo soy un emprendedor y me pasa lo mismo, meto todo en un lugar que no sé si me va bien ¿por qué yo no tengo mi propio régimen?”

Lo que hay que entender es que, cuando hay una diferencia sustancial en el modo de vida, en cómo se gana el pan, tiene que estar reflejado en lo institucional. Pero no tiene que ser una diferencia tal que sea injusta.

– Camila: Tengo una amiga que es una persona trans y nos llama la atención por qué la ley de cupo que está en vigencia solo dice al menos el 1% y no, por ejemplo, al menos el 40%. Quería saber…

¿Al menos el 40% de qué?

– Claro, de cupo laboral trans.

El 1 y el 40 me parece que es un tema de cantidad de población trans y la capacidad del Estado de brindar acceso. Guardar un cupo específico dentro del Estado para asignarlo. Tenemos un problema y por eso el cupo es un primer paso para generar otra cultura laboral en todos lados.

Producto de la discriminación, lo que tenés es que el Estado te garantiza un cupo para poder ingresar, pero la verdad es que lo que deberíamos tener es en todos lados una cultura donde tu género, tu decisión personal, no importe a la hora de entrar a un trabajo o presentarte a un trabajo o que te seleccionen. Me parece que lo que hace el Estado cuando pone un cupo es señalar una dirección y que, cuanto más rápido se avance, más permeada va a estar la sociedad.

– Micael: No creo que el tema central sea cuál es el número del cupo laboral trans, sino también el grado de implementación que tiene esta política y las otras que tienen como objetivo a la comunidad LGBT+. El 90% de las personas trans, travestis no acceden a un empleo formal. ¿Qué medidas pensás para nuestra población?

Hacés hincapié en algo que es muy importante, 1 o 40. 40 no puede ser, porque excedería la población que hay. Pero igual que en casi todas las leyes que sancionamos, que tienen que ver con derechos sociales, muchos de los problemas que tenemos son que la ley está y no se implementa. O se implementa de una manera defectuosa. O se implementa solo la parte que es formal pero no se implementa de fondo. Entonces ese es el problema más grave.

– Melvin: Te pregunto por el uso recreativo del cannabis. Le pasó a amigos míos de ir por la calle y tener situaciones con policías que les hicieron pasar un mal rato por algo que no debería ser así. ¿Tenés alguna opinión sobre el uso del recreativo? ¿Probaste alguna vez?

¿Si probé qué? ¿si fumé alguna vez?

– Sí.

Sí. Ya me lo preguntaron cuando no estaba de moda, hace un montón de tiempo y dije lo mismo, que sí. Es una tontería que gran parte de la carga pública del sistema penal esté sobre eso. Hoy tenés 70% u 80% de los casos que entran son por uso recreativo y se dispara todo el sistema penal, en lugar de estar persiguiendo a aquel que vende, que está castigado por la legislación, o aquel que está inclusive con una situación más grande, que está generando problemas de inseguridad. Pero la verdad es que lo que hacemos es perseguir lo más fácil, perseguir lo más sencillo, la verdad que lo que hacés es cargar el sistema judicial de algo que le quita recursos para resolver cosas mucho más graves. Sí, comparto.

– Shinji: ¿Qué pensás sobre la reducción de daños cuando en eventos de música electrónica, donde las drogas son consumidas inevitablemente, no importa cuántas leyes pongas o qué hagas al respecto?

Hay un debate muy interesante ahí. Muy interesante. Ese es uno de los ejemplos en donde no podés tomar decisiones a la ligera, porque tenés que ver cuál es la evidencia. Debés tener mucha profundidad en el tema porque las consecuencias son irreversibles, dado que, como vos decís, hay uso de determinado tipo de drogas en determinado contexto. Y hay medidas que podés tener: en esos ámbitos, que tengas acceso al agua a un precio razonable o libre, es fundamental, porque muchas de las drogas de diseño una de las cosas que hacen es generar la necesidad de hidratarse. Entonces eso de que te cobren una botella de agua un precio que no tenés, lo que genera es un riesgo de salud. Sí.

– Lucía: Mi pregunta viene más que nada por el hecho del transporte público. Yo soy de Chubut, mi familia también, y mi hermano es discapacitado.

¿De dónde sos?

– De Comodoro. Cuando venimos nos sale una millonada de plata movernos por transporte privado. Nos tenemos que mover en subte y genera mucha bronca que haya tan pocas estaciones con ascensores.

Sí. O no andan las escaleras mecánicas.

– Es algo re básico y re común. ¿Es algo que quizás vos querrías implementar, actualizar las estaciones de subtes?

Te hago una pregunta antes, qué tipo de discapacidad tiene tu hermano.

– Mi hermano tiene mielo meningocele con hidrocefalia y no camina.

Los colectivos ahora -lo comparo con mi época- están mucho mejor equipados. Vamos avanzando, mucho menos de lo que nos gustaría avanzar en velocidad como sociedad, pero vamos avanzando. Los colectivos tienen piso bajo. Tenés razón, sí: es parte de un Estado que deja de tener empatía por el que no tiene las condiciones más comunes. Entonces tiene una diferencia. Puede ser una diferencia en la orientación sexual o puede ser una diferencia porque tuvo un problema o porque tuvo un inconveniente de nacimiento, lo que sea, y tiene una capacidad diferente o tiene una discapacidad.

Cuando el Estado no está resolviendo la vida de cada uno, no está mirando con ese detalle cómo facilita la vida a todos está cometiendo un error y está cometiendo una negligencia. Concuerdo totalmente que las estaciones de subte deberían tener. Pero además hay un montón donde hay escalera mecánica y no funciona.

– Santiago: Espero que no te incomode mi pregunta, va más para el trabajo sexual y la prostitución. ¿Vos alguna vez pagaste o pagarías por sexo?

No tengo ningún problema. No señalo, porque además me parece que es una decisión de aquel que trabaja y de aquel que consume. A mí en lo personal no me gusta. Pero no me gusta no por un prejuicio. La otra vez vi que había un término nuevo, necesito que pase algo más que la transacción. Ese es mi gusto. Pero a otros no, y las trabajadoras y los trabajadores sexuales…

– Virginia: Demisexuales.

¿Cómo se llama?

– Demisexual.

Demisexual. Estoy en la línea de los demisexuales.

Sin condiciones. Lousteau respondió también sobre cuestiones personales y dio una versión libre sobre qué es el amor para toda la vida.

– Santiago: Si todo viene avanzando de esta manera y cada vez hay más consumo ¿por qué no legalizarlo y dejar de hacer como la vista gorda o una realidad paralela, que cada vez hay más y se consume más también?

Hace poco estaba leyendo un libro sobre la historia de Argentina, la historia de Buenos Aires, y en un momento estaba regulado.

– Si estuviera regulado habría más posibilidades, más control. Y también estaría regularizado para todos. Porque como hablábamos también del colectivo trans, quizás muchos la única alternativa que tienen es eso, la salida sexual. Y también por detrás de eso, hay muchos consumidores y siempre es como que se ignora el tema.

Es una muy buena pregunta y no sé si tengo respuesta para eso.

– Quizás no, pero qué es lo que vos harías.

Te voy a decir desde mi perspectiva personal. No consumo pero por un tema de gusto personal, no es algo que me excite, eso es lo que me pasa. Sí creo que tenemos que garantizar la seguridad y la salud. Así como tenemos que garantizar que el Estado brinde un servicio, acá tenemos que garantizar seguridad y salud. En el contexto actual eso no ocurre. Hay que buscar otra alternativa. No sé cuál es la otra alternativa, no sé si es regularlo, si es legalizarlo, si es que haya controles, no lo sé. Sé que esto así hoy funciona, funciona mal, y particularmente funciona mal para el colectivo trans, particularmente. Porque están sometidos a entornos de riesgo muy, muy altos.

– ¿Pero sí lo regularizarías y lo legalizarías, por ejemplo?

Es que no sé cómo es que se regula y se legaliza la verdad pero sí, prefiero que esté enmarcada en algo que sea seguro para todas las partes pero particularmente para las trabajadoras y los trabajadores sexuales que la situación en la que estamos hoy, sí. Sí.

– Virginia: Relacionado con tema sexo y metiéndome en tu intimidad, si no es molestia. Tuviste un episodio muy escandaloso en Palermo hace muchos años en donde toda la atención fue llevada hacia la mujer. ¿Creés que hoy eso sería distinto, considerando que sos un político y tenés más relevancia? Y por otro lado, ¿fuiste infiel?

Creo que todo acto consentido entre adultos es un acto consentido entre adultos y no se tiene que meter nadie más. Primer punto.

Con respecto a si fui infiel en mi vida… Me casé muy tarde, tuve muchas parejas… Sí, fui infiel. La promesa de “te voy a amar toda la vida”, yo lo decía el otro día en una entrevista. Yo te puedo prometer el que soy yo hoy va a amar a la que sos vos hoy toda la vida, pero mañana no sé cómo vas a ser vos ni qué me puede pasar a mí, qué cosas me impactan que modifiquen mis gustos o cuál es el acuerdo entre nosotros. Se abre un mundo y ahí cada pareja es un mundo. Entonces si me preguntás si en el pasado he sido infiel, sí.

– Ignacio: Trabajo como docente en un colegio católico y en relación a la ESI ¿no se violenta el valor institucional del lugar donde trabajo y también a las familias que eligen ese colegio justamente por esos valores?

Ahí es donde yo creo que el Estado es muy importante, porque hay ciertas cosas que son características de las instituciones y hay ciertas cosas que son generales. Es muy importante que exista la ESI, que esté bien regulada y que sea igual. ¿Por qué? Porque vos en tu institución podés decidir que te gustaría algo, pero no sabés qué quieren los chicos que van a tu institución. Todavía ellos no lo saben. Y es muy importante que tengan toda la información.

– Pero también darle la libertad a la familia de yo quiero educar a mi hijo de esta forma. No meterse puertas adentro de la familia y decir “a tu hijo le tenés que enseñar esto”.

Es muy importante la ley y es muy importante que se implemente. Y después creo que es muy importante que haya -que a veces falta en la formación docente-, un capítulo muy intenso acerca de cómo, en qué contexto, para que tampoco nos vayamos a un lugar que no nos deberíamos ir. Pero que sea hecho de una manera responsable. Pero sí creo que ahí regula el Estado. Me parece que es muy importante poder prevenir ciertas cosas que pasan. Me parece que es importante que un chico tenga información, aunque sea muy chiquito, para saber que hay ciertas cosas que son privativas, son íntimas y tienen que ver con su sexualidad. Porque si no pueden ocurrir otras cosas sin esas instituciones. Me parece importante que esté regulado.

– Camila: ¿Qué consejo les darías a los jóvenes teniendo en cuenta tu vida personal para que cumplan sus sueños?

Tuve suerte, la verdad. Comparado con un montón de jóvenes que tienen una situación mucho más desventajosa que la que tenía yo de base. Pude estudiar y me insistieron mucho para que estudiara. Sí tuve que dejar ciertas cosas para resolver problemas familiares en algún momento. Volví porque mis padres se habían separado y había que resolver muchas situaciones emocionales, y yo dejé lo que estaba haciendo afuera para resolver eso.

Tuve mis circunstancias. Mis hermanos estudiaron. Cuando pienso, no sé si estoy en condiciones de dar consejos. Pienso lo que les decía antes: es muy importante estudiar, no es tan importante lo que uno estudia, pero si uno tiene la oportunidad de estudiar, creo que es importante hacerlo. Después es muy importante buscar la libertad y la autonomía. ¿Qué quiere decir buscar la libertad y la autonomía? No es vivir cada día como si fuera el último porque si vos vivís tu vida como si fuera el último es muy probable que sea el último. Siempre pensé las cosas así (me hiciste acordar): cuando tenía 18 años y empecé a estudiar economía, un día estaba acostado en la cama -compartía la habitación con mi hermano- y pensé “si este fuera mi lecho de muerte ¿qué me hubiera gustado haber hecho?” Ahí me di cuenta, por ejemplo, que quería estudiar economía pero no quería ser empresario, porque no me latía por ahí la cosa.

El senador y precandidato a jefe de gobierno estuvo la semana pasada con el papa Francisco en Roma.

Tardé mucho en darme cuenta que tenía vocación pública. Mucho más. ¿Pero sabés qué me parece importante? Pensarlo un poquito así, salir de donde uno está y decir bueno, a ver, es un viaje esto. La verdad que es un viaje. Es un viaje y ustedes cuando uno es joven, cuando tiene 20, 25, no se da cuenta que es un viaje, porque a los 25 uno parece eterno. Yo tengo 52… y no es eterno.

Cuando lo veo a mi hijo digo “yo qué sé si voy a ver a mi hijo”, yo no sé si voy a conocer a mis nietos. No sé si me va a dar el tiempo. No sé si los va a tener o no. Pero digo, “no sé si lo voy a ver”.

Hace poco se murió mi mejor amigo, que tenía hijos desde 12 hasta 6 y soy padrino de los hijos. No los pudo ver crecer. No los pudo ver, sabés qué, yo digo ver que tu hijo ya pasa una etapa donde es autónomo, ya adquirió las herramientas para estar en el mundo y arreglarse. Es un viaje, dura lo que dura. Es un viaje que en un momento empezás a ver que se hace cada vez más cortito.

Y ahí sí vuelvo a lo de mirarse desde el lecho de muerte para ver, es qué es lo que hizo que valga la pena el viaje. ¿Si se corta acá valió la pena? ¿Hice las cosas en las que creo? Eso es lo que pienso todo el tiempo. Me fui de corresponsal de guerra en un momento, porque pensaba que era una buena experiencia, valía la pena. Muchos pensaron que estaba loco. A mi vieja no le dije, y cuando volví me dijo la próxima vez decime. Pero vos sabés que conocí a mi mejor amigo ahí. ¿Valió la pena? Sí, valió la pena. Y eso para mí es muy importante.

Cuando me tuve que volver de la beca que tenía, todos mis amigos ya estaban trabajando y todos ganaban buena plata, porque eran todos economistas y trabajaban en bancos. Yo me había ido a estudiar economía de pobreza y desigualdad y teoría de los juegos. Vine acá y tenía que trabajar para mantener a mi familia. Tenía en ese momento cuatro trabajos y puteaba porque decía “ellos ya ganan cinco veces más, me hubiera quedado, hubiera trabajado”. Y después me di cuenta que todas las cosas que uno hace son pequeños caños y todos van al mismo tanque de agua. Todos te sirven para algo que no imaginás.

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