El empresario tabacalero Raúl Alberto Molina fue ultimado a balazos por dos hombres que arribaron en moto a su casa de campo, pasadas las 13:30 de ayer.
El último fin de semana de noviembre, Paraná asistió, perpleja, a la “ejecución” de tres presuntos narcos. Este viernes, una tranquila localidad del Departamento Concordia, Estancia Grande, fue escenario de un crimen cuyas características llevan a suponer que también fue obra de sicarios, al igual que el triple crimen en la capital provincial.
Según las precisiones logradas por el Diario El Sol, el empresario tabacalero Raúl Alberto Molina fue ultimado a balazos por dos hombres que arribaron en moto, pasadas las 13:30 de ayer, a la casa de campo que la víctima poseía en un camino vecinal, a unos cuatro kilómetros al Oeste de la Autovía Gervasio Artigas (Ruta Nacional N° 14).
El portón estaba abierto y los recién llegados golpearon las manos. Molina salió a atenderlos, mientras en el interior de la casa se encontraba su pareja, quien escuchó que uno de los visitantes decía “traemos un encargo para usted”. Dicho lo cual, metió la mano dentro de una conservadora, de donde extrajo una pistola 9 mm con la que inmediatamente comenzó a dispararle.
El empresario, herido, alcanzó a huir hacia el costado Norte de la casa, que posee un amplio patio, pero fue alcanzado por otros disparos, cayó al suelo, y en esa oportunidad el asesino se acercó para rematarlo con dos disparos a la cabeza. En total, se encontraron 13 perforaciones en su cuerpo y se recuperaron dos balas encamisadas de 9 mm, del cráneo del occiso.
Una comisión policial, a bordo de la camioneta que posee la Comisaría de Estancia Grande, se encontraba a pocos kilómetros del lugar del homicidio cuando reciben una comunicación que daba cuenta que un vecino de Molina avisó que se escucharon varios disparos de arma de fuego en su casa quinta y que había una mujer en estado de “shock”.
“Nos dirigimos rápidamente al lugar, pero no encontramos a los asesinos”, dijo un efectivo de la Comisaría, quien confirmó que “efectivamente, la pareja de Molina estaba en medio de una crisis nerviosa y el cuerpo del empresario se encontraba tirado acribillado a balazos, ya fallecido”.
“Pedimos un operativo cerrojo, para evitar que los delincuentes huyeran, porque entre el momento del hecho que habrá sido las 13:30 y nuestra llegada no debieron haber pasado más de 10 minutos”.
Uno “robusto” y otro “flaco”
“La mujer estaba en shock, no podía creer que hayan matado a Molina y nos contó cómo eran las personas que lo habían asesinado aclarando que nunca se sacaron los cascos. Escuchó el ruido de la moto, pero no pudo verla por una media sombra de color verde que cubre todos los lados de la casa”.
La mujer fue sometida a un interrogatorio con el propósito de que aportase mayores datos del asesinato, una vez que se calmara.
Esos son los datos que pudo aportar la mujer a los investigadores, aunque relató que el que disparaba fue solamente “el flaco”.
“No fueron a robar”
El fiscal Martin Núñez, quien se hizo presente en el lugar del hecho apenas recibió la comunicación de la Policía y lo hizo acompañado por el fiscal coordinador, Mario Guerrero, dijo que “evidentemente no fueron a robar, sino directamente a ejecutar al empresario, pues no pidieron nada, solo extrajeron el arma y lo mataron con verdadera saña, asegurándose incluso de haber cumplido el ‘encargo’, dándole dos tiros de gracia en la cabeza cuando ya se encontraba caído en el suelo y herido de muerte, lo que para nosotros es claramente un crimen premeditado.”
Núñez confirmó que el cuerpo presentaba 13 orificios de arma de fuego y que las dos balas extraídas de la cabeza de Molina eran de calibre 9 mm. encamisadas.
La casa de campo de Molina
Ubicada en una zona apenas accesible por un camino de ripio sin ningún mantenimiento, llegar hasta el lugar es difícil para quienes no conocen los caminos rurales. Hay que bajar de la Autovía Artigas poco después del kilómetro 248 y hacer cuatro kilómetros hacia el Oeste, luego doblar a la derecha para encontrarse con la vivienda a una cuadra de la intersección de caminos.
La casa no es de grandes dimensiones, pero luce cómoda y parecida a las demás viviendas vecinas, de sólida construcción de ladrillos, cuenta con un amplio patio de césped bien cortado y una profusa arboleda.
Toda la propiedad se encuentra cercada por un alambrado al cual se le ha colgado una media sombra de color verde que impide ver hacia el interior y está muy bien iluminada.
Molina no esperaba a los sicaros
La falta de un sistema de cámaras para grabar cualquier evento que ocurriera en el lugar, el portón de la vivienda abierto de par en par, los dos perros de la casa amigables para cualquiera y la falta de un arma de fuego para defenderse de cualquier posible ataque, permiten suponer que el empresario no pensaba que podía ser objeto de un ataque como el que le costó la vida.
“Estaba regalado”, dijo un agente policial, quien confirmó que la única arma que encontraron fue un cuchillo en la camioneta que usaba”, pero –dijo- “ni siquiera tenía un matagatos, cuando todos sabemos que en cada casa rural hay por lo menos una escopeta; bueno, Molina no tenía ni un arma”.
“Sospechosos hay varios”, dijo el fiscal
Martín Núñez dijo que “hay varios sospechosos”, los vamos a ir llamando a ver qué tipo de conexión hay, pero Molina tenía enemigos en Concordia, Rosario y Buenos Aires.
La investigación abarcará seguramente a todos los que tuvieron vínculos comerciales conflictivos con Molina.
Uno de ellos, un ex socio en Tabacalera del Litoral SRL, que se enemistó con el empresario ahora asesinado y lo denunció en la Justicia Federal. Luego se convirtió en “testigo de identidad reservada” en la causa penal que le hicieron a Molina y que determinó el cierre hace siete años de la tabacalera. Mientras Molina se encontraba detenido, su ex socio, habría registrado a su nombre la marca “51 Suaves”, solicitando también la marca en Paraguay.
Cómo sigue la investigación
Mientras Investigaciones solicitó todas las grabaciones de los lugares que tienen cámaras y pueden haber visto pasar a los sicarios para tratar de encontrar el hilo que los conduzca a los asesinos, el fiscal Núñez secuestró los teléfonos celulares para someterlos a las pericias de rigor.
Fuente: Diario El Sol – El Entre Ríos.