Por Mónica Gutiérrez: Gracias Mauricio

Por Mónica Gutiérrez: Gracias Mauricio

Macri expresó al menos hasta aquí a uno de los íconos de la polarización de la que necesitamos escapar. Ya no más Macri o Cristina

Mauricio Macri tomó una sabia decisión. Muchos saben, sabemos, cuánto le costó soltar. También es fácil intuir cuántas presiones, en uno y otro sentido, habrá tenido que sobrellevar para enfocarse en el centro de su más profunda intimidad. Le costó. Tardó más de lo deseable pero pudo cortar.

En este tiempo de egos exacerbados, de narcisismos irreductibles, de gente abulonada a los espacios de poder, Mauricio Macri renuncia. Es tiempo de celebrar y agradecer.

Celebrar la conciencia de que el país necesita renovar en toda la línea. Demasiados tiempos y mandatos cumplidos, no necesariamente exitosos. Saber salir del prime time a tiempo, retirarse del centro de la escena, dar paso a lo nuevo, refrescar las pantallas, demanda un enorme coraje personal.

Agradecer la disposición de ceder el paso, hacerlo a plena conciencia, de abrir una ventana que puede nos ayude a escapar de esta grieta profunda, agria y desesperante que nos desgasto vínculos, emociones e ilusiones y arrastró al país a la desesperanza y la ofuscación.

Macri expresó al menos hasta aquí a uno de los íconos de la polarización de la que necesitamos escapar. Puede que no haya sido su elección, pero más allá de su vocación, terminó encarnado un extremo.

Algunos dirán que opta por su propio bienestar, que dispone de los goces del ejercicio del poder en otros escenarios, que su decisión es egoísta. Puede ser. No nos corresponde ese análisis. Otros tantos argumentaron que no le dan los números, que el paso por la presidencia dejó laceraciones y enconos levantables en muchos sectores. Puede ser, ya no importa.

No habrá segundo tiempo para Macri. El Para qué de Macri puede ser levantado y reformulado por los que vienen atrás. No hay porque no suponer que no acompañará con su experiencia a los que se impongan por el voto popular en las PASO.

Macri no desaparece de escena. Se corre. Abre la cancha a los suyos. Puede que no sea del todo neutral de frente a las PASO. No hace falta ser un fino analista para comprender que valora el impulso avasallante de Patricia Bullrich y que recela de la moderación de Horacio Rodríguez Larreta. Puede que más allá de su promesa de dejarlos competir en paz, incline la balanza siguiendo sus pulsiones y convicciones. Está en su derecho.

Las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias nos permitirán diseñar un nuevo liderazgo, o al menos elegir un perfil de gobernante que esperamos nos saque de este valle de lágrimas en el que se ha convertido nuestro querido país.

Se espera encontrar un conduct@r sereno, indulgente, honesto, empático, humilde. Pero a la vez fuerte, decidido, con el coraje que demandan los cambios que inexorablemente habrá que ejecutar. Decir la verdad aunque duela y “hacer que las cosas pasen” sin especular con costos los costos políticos y personales a pagar. Casi un héroe, una heroína. Alguien más dispuesto a la entrega absoluta que a las mieles del poder.

No será fácil pero el camino para ir al encuentro de quien asuma tremendo desafío queda allanado. Macri se baja. No más Macri o Cristina. Nunca más.

Gracias Mauricio.

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