El balotaje fue la expresión que muchos deseamos para la democracia de Federación y nuestro país. La libertad del voto. Los ciudadanos asistiendo con compromiso y voluntad propia a emitir su sufragio, sin la presencia de “líderes políticos” que intenten influir en su decisión. Imagen de calidad democrática pocas veces vista en los últimos 40 años.
Recorrí, en Federación, las escuelas donde se votó. Un día en la Argentina de las últimas décadas. Elegíamos presidente para un tiempo muy particular del país, pero no se veía la presencia de ningún “aparato político”, o en todo caso era casi imperceptible.
Los ciudadanos concurrieron porque sintieron que su voto es sumamente valioso y una esperanza para tener un país mejor. Más allá de la opción que eligieran, cada uno lo hacía por propio convencimiento de ser parte de la decisión de quien debería dirigir los destinos de su país para esta etapa de la Argentina.
Seguramente se deberá hacer un análisis de los tiempos que se viene en cuanto a campañas electorales. Los electores, como debió ser siempre, participaron por propio convencimiento, optando por aquellos dirigentes que a su criterio les trasmiten expectativa de mejorarles sus condiciones de vida, de ser felices en el día a día, de poder disfrutar un buen presente y aspirar a un mejor futuro para sus hijos. En resumen, contar con gobernantes que les genere confianza en cuanto a la buena administración.
Fue un ejemplo de expresión cívica, sin la presencia “asfixiante” de dirigentes y punteros rentados. Cada ciudadano, por sí mismo, sabía en qué establecimiento y mesa votaba. La señal de este pasado domingo, debería tener continuidad en próximas elecciones. Como siempre, dependerá de los ciudadanos, pero también de encontrar las formas de desautorizar a quienes propongan viejas prácticas.
Opinión: • Carlos Daniel Toller: Corredor Público Inmobiliario de Entre Ríos – Mat. Nº077